A Roger Federer
“todos
tenemos, al menos, una oportunidad de jugar el partido de nuestras vidas”
(yo
tuve 2)
I
en una cancha del barrio, una tarde enerosa de 2002
partido de básquet entre amigos:
hice
50 puntos
sólo
esta memoria
puede
dar fe desa estadística que conservo como premio íntimo
apenas
contábamos los puntos convertidos
en un
tablero invisible que iba hasta 100
el
primer equipo en igualar o superar esa centena
ganaba
mentalmente
pude anotar 50 puntos
que
sumados a otros 50 nos dieron la victoria
ahora,
no significan nada más
II
picadito de fútbol en 2006:
jugábamos
en una canchita de tierra a la vuelta de la UTN
fue uno de esos contraataques que definen partidos
recuperé
la pelota en defensa
arranqué
por el lateral derecho y corrí en diagonal hacia el centro
pasé
mitad de cancha con pelota dominada
sin
gambeta pero con rapidez y agilidad
avancé
esquivando rivales
como
en el comercial de coca-cola o en el PES
siempre
fui de los que pasan la pelota en vez de encarar al arco
los
valores colectivos, la comunidad por encima del individuo
pero
esta vez
los
dioses del materialismo dialéctico o la confianza
determinaban otro destino
debía seguir corriendo como
había hecho hasta ese momento
sin detenerme hacia el arco rival
sin detenerme hacia el arco rival
así llegué
al área chica sin marca
mano
a mano contra el arquero que salió a achicar:
apenas
tuve tiempo para tocar la pelota con el pie derecho y eludirlo
fue el toque justo y necesario
para quel arquero pasara de
largo y desapareciera detrás demí
ya en el pasado
después,
con el arco vacío y esperando la
consumación de la hazaña
definí sutilmente de zurda
la
pelota pasó rozando el primer palo fuera del arco
y salió de la cancha por el lado oscuro de
las cosas
el azar y mi imprecisión en el momento final
me
impidieron hacer lo que el habla popular llamaría “un golazo”
quizás
en otro universo
hubiera sido
gol
y ahora estaría
contando esa historia en vez de ésta
III (epílogo)
jugué
muy bien aquella vez
pero eso
carece de relevancia porque los partidos son indecibles
nadie
puede recordarlos con la misma totalidad que un gol
el
gol en cambio es la discontinuidad
en el universo monótono y
uniforme del fútbol
es el
punto de origen
lo que fundamenta tanto al relato como al relator
lo que fundamenta tanto al relato como al relator
por
eso este poema no es más que vestigio y relato de un no-gol
si
ustedes lectores me buscan
si
preguntan en el barrio o a los amigos
nada
encontrarán
porque no tengo origen ni discontinudidades
soy una voz que existe apenas de este
lado del arco
en el 0 a 0 del lenguaje con el vacío
antü | diez
1 comentario:
(acabo de cometer un golazo. Te leí.)
¡Gracias por tal regalo!
hoy le dije a la Tami: -qué bueno ese poema, me encantó, ¿de quién es?
-del Antú.
;)
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