10.7.12

Epopeye: poema in-épico acerca de dos fracasos deportivos


A Roger Federer



“todos tenemos, al menos, una oportunidad de jugar  el partido de nuestras vidas”

(yo tuve 2)


I

en una cancha del barrio, una tarde enerosa de 2002
partido de básquet entre amigos:
                                                             hice 50 puntos

sólo esta memoria
puede dar fe desa estadística que conservo como premio íntimo
apenas contábamos los puntos convertidos
en un tablero invisible que iba hasta 100
el primer equipo en igualar o superar esa centena
                                                                                                  ganaba
mentalmente pude anotar 50 puntos
que sumados a otros 50 nos dieron la victoria

ahora, no significan nada más


II

picadito de fútbol en 2006:
jugábamos en una canchita de tierra a la vuelta de la UTN

fue uno de esos contraataques que definen partidos
recuperé la pelota en defensa
arranqué por el lateral derecho y corrí en diagonal hacia el centro
pasé mitad de cancha con pelota dominada
sin gambeta pero con rapidez y agilidad
avancé esquivando rivales
como en el comercial de coca-cola o en el PES

siempre fui de los que pasan la pelota en vez de encarar  al arco
los valores colectivos, la comunidad por encima del individuo
pero esta vez
los dioses del materialismo dialéctico o la confianza
                    determinaban otro destino
                    debía seguir corriendo como había hecho hasta ese momento
                    sin detenerme hacia el arco rival

así llegué al área chica sin marca
mano a mano contra el arquero que salió a achicar:
apenas tuve tiempo para tocar la pelota con el pie derecho y eludirlo
               fue el toque justo y necesario
               para quel arquero pasara de largo y desapareciera detrás demí
                                                                                                                                   ya en el pasado

después,  con el arco vacío y esperando la consumación de la hazaña
                  definí sutilmente de zurda
la pelota pasó rozando el primer palo fuera del arco
                                                                 y salió de la cancha por el lado oscuro de las cosas


el azar y mi imprecisión en el momento final
me impidieron hacer lo que el habla popular llamaría “un golazo”
quizás en otro universo
                                   hubiera sido gol
                                   y ahora estaría contando esa historia en vez de ésta  


III (epílogo)

jugué  muy bien aquella vez
pero eso carece de relevancia porque los partidos son indecibles
nadie puede recordarlos con la misma totalidad que un gol

el gol en cambio es la discontinuidad
                                        en el universo monótono y uniforme del fútbol
es el punto de origen
lo que fundamenta tanto al relato como al relator
por eso este poema no es más que vestigio y relato de un no-gol


si ustedes lectores me buscan
si preguntan en el barrio o a los amigos
nada encontrarán
         porque no tengo origen ni discontinudidades
         

soy una voz que existe apenas de este lado del arco
                                                      en el 0 a 0 del lenguaje con el vacío 


               
                                                                            antü | diez

                                                                                         


1 comentario:

Celest dijo...

(acabo de cometer un golazo. Te leí.)

¡Gracias por tal regalo!

hoy le dije a la Tami: -qué bueno ese poema, me encantó, ¿de quién es?

-del Antú.

;)